Si queremos sacar de la pobreza a la mitad de la población cuando se de vuelta la taba, vamos a necesitar políticas de desarrollo. No obstante, está claro que lo que aquí Julio Villarino nombra como “desarrollismo ciego” nos puede conducir a una catástrofe ambiental. A medida que pasen los años, el dilema no hará más que crecer. El desafío será pensar, desde América Latina, formas de desarrollo que al mismo tiempo atiendan al bienestar del sistema de la tierra.
Escena 1. La culpa es del sur.
En abril de 1968 se reunió en Roma un grupo de científicos, académicos y políticos de distintos países preocupados por los límites del crecimiento económico que imponían los recursos finitos del planeta tierra. Sostenían que el crecimiento económico, poblacional e industrial exponencial era insostenible en un planeta finito. Había que controlar el crecimiento, sobre todo el poblacional. Autores contemporáneos al Club de Roma fueron mucho más lejos. Paul Ehrlich publicó en 1968 “ The Population Bomb” , allí acusaba a los países del sur global de poner en riesgo al planeta debido a su acelerado crecimiento demográfico.
Concluye que, si no se toman medidas para controlar el crecimiento, el colapso ecológico y económico global sería probable en el siglo XXI.
Escena 2. Dependencia y extractivismo “progresista”
Desde principios de siglo, al calor del ascenso de gobiernos de centro izquierda y con una orientación popular en América Latina, surgió una corriente de pensamiento crítica al modelo de desarrollo neocolonial que se estaría instalando en la región. Este modelo “extractivista” fue promovido no solo por gobiernos de derecha, sino también habría sido estimulado por los gobiernos progresistas que aprovecharon el ciclo alcista de los precios internacionales de commodities.
Estas ideas se emparentaban con otras teorías también pensadas desde América Latina a partir de los años 50 y 60. Desde la CEPAL, primero, y luego por parte de los teóricos de la dependencia, se habían denunciado las desigualdades entre los países del norte y nuestra región. El principal obstáculo era la desigual división global del trabajo por la cual los países ricos producen bienes industriales y los países pobres materias primas. En síntesis, la especialización económica en la extracción de recursos naturales reproducía la dependencia y atentaba contra las posibilidades de soberanía económica.
Escena 3. La actualización doctrinaria
“Creo que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología y de la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, mediante una acción mancomunada internacional”. Esto decía Perón en 1974 en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional haciéndose eco de las preocupaciones que estaban surgiendo, e intentando también aggiornar el instrumental planificador del peronismo. Como el Club de Roma, recogía la preocupación por la expansión demográfica, sin embargo, advertía que “De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana, no es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales de los centros altamente industrializados donde rige la economía de mercado”. También destacó que “De nada servirá disponer de generosos recursos naturales, si éstos permanecen inexplotados; es indispensable orientar los mayores recursos para utilizarlos, particularmente aquéllos que se poseen en forma abundante, en relación con las propias necesidades”. ….”Respecto de ellos adquiere verdadero sentido el concepto de autosuficiencia y ruptura de la dependencia”.
Escena 4. Realpolitik criolla 1
El 16 de abril de 2012, la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner anunció el proyecto de expropiación del 51% de las acciones de YPF S.A. (que estaban en manos de la empresa española Repsol). La ley fue aprobada por el Congreso y sancionada como Ley 26.741, el 3 de mayo de 2012. Al respecto Axel Kicillof durante su exposición el 17 de abril de 2012 ante el Senado de la Nación fundamentando la nacionalización de YPF diferenciaba el lugar de la empresa “en un modelo de crecimiento con inclusión social como el que estamos desplegando a partir del 2003”, ya que “los hidrocarburos pueden ser tomados simplemente como un commodity de exportación -como fue el oro en la época de la colonia, cuando en Sudamérica la actividad industrial, productiva y comercial era mínima; y entonces se trataba de venir a explotar los recursos naturales de nuestros países como si fuera simplemente materia de exportación para llevárselo a los países centrales-, y otra cosa distinta es el tratamiento que deben tener los recursos estratégicos en el marco del crecimiento acelerado: un crecimiento con cada vez mejor distribución del ingreso; con participación de los trabajadores; con cada vez mejores estándares de vida para toda la población”.
Se buscaba revertir años de desinversión en explotación y producción petrolera por parte de Repsol, cambiar el signo negativo de la balanza energética y superar los escollos que presentaba la economía en cuanto al estrangulamiento de la balanza de pagos, recurrente en los ciclos económicos de la Argentina. También, hacer pie en forma decidida sobre Vaca Muerta que se proyectaba como un importante yacimiento de petróleo y gas a nivel mundial.
Escena 4. Realpolitik criolla 2
En 2015, asumió el gobierno de Cambiemos, estableciendo una estrategia para superar estas restricciones en base a un brutal endeudamiento e ingreso de capitales especulativos que duraría efímeramente hasta el año 2018. Este gobierno, sin embargo, continuó y profundizó el desarrollo de Vaca Muerta. Entre muchos otros sectores ligados al ecologismo, la ONG Greenpeace venía alertando sobre los daños ambientales que produce el “fracking”, en general, y el desarrollo de Vaca Muerta, en particular.
Un hecho menor pero que grafica las zigzagueantes relaciones entre algunos sectores del ecologismo con gobiernos neoliberales: en diciembre de 2015 asume como diputado nacional de la Ciudad de Buenos Aires por la coalición Cambiemos Juan Carlos Villalonga, quién había sido durante más de quince años hasta el 2011 director de Campañas y Director Político de Greenpeace Argentina.
Es con desarrollo y con cuidado ambiental
Los múltiples discursos sobre el ecologismo o el ambientalismo atraviesan diferentes campos ideológicos, de izquierda a derecha, de norte a sur y de posiciones nacionalistas a globalistas. Las ideas del Club de Roma fueron tildadas de neomalthusianas y de atentar contra el desarrollo de los países periféricos. Las naciones pobres también merecían explotar sus recursos como lo habían hecho anteriormente los países desarrollados.
Desde América Latina, la teoría de la dependencia estableció una crítica a la sobre-explotación de los recursos naturales, pero desde una visión más preocupada por resolver las desigualdades en el sistema mundial. Con la llegada de gobiernos progresistas o nacional-populares a principios de siglo, se abrieron nuevos debates sobre los modelos de desarrollo, condenando el extractivismo que conllevaba a una reprimarización de las economías latinoamericanas. En la actualidad, muchos gobiernos y empresas se encuentran proyectando una transición ecológica, una suerte de capitalismo verde, cuya base es reducir el uso de los combustibles fósiles, pero que por otro lado potencia la sobreexplotación minera y genera una abundante acumulación de basura electrónica.
El debate ambiental está abierto en el mundo, pero sobre todo requiere volver a repensarse por parte de las fuerzas progresistas de la región. Y para el peronismo, es un debate urgente con miras a volver a reconstruir el campo nacional y popular. Hay que barajar y dar de nuevo, (re)establecer la soberanía sobre los recursos naturales, impulsar la planificación del Estado para ponerlos en valor y transformarlos en insumos estratégicos para reorientar la economía hacia formatos industriales sustentables, lograr la soberanía alimentaria, aumentar el valor agregado nacional, fomentar la ciencia y tecnología propias, todo esto, respetando las instancias democráticas de decisión en diferentes escalas territoriales, aceptando los límites ecológicos del planeta e incrementando los estándares ambientales implicados en un proyecto nacional de desarrollo. Este camino exige un Estado fuerte, con capacidad de planificación estratégica, que promueva la diversificación productiva y una transición post extractivista a largo plazo.
Repensar el ecologismo y el desarrollo es la única vía posible para un proyecto emancipador que integre la defensa del ambiente con la justicia social y la soberanía nacional. Frente al capitalismo verde y al desarrollismo ciego, proponemos una nueva síntesis: planificar el desarrollo con conciencia ambiental. Se trata, en última instancia, de construir un futuro que no repita los errores del pasado, sino que abra caminos hacia una vida digna para todos y todas.
Buenos Aires, mayo de 2025