Réplica a la “réplica” del Salieri de Weizenbaum 

En el primer número de El Viento Común publicamos una nota con un título demasiado prometedor, sobre la cuestión de la IA, una breve intervención frente a la cual el Salieri de Weizenbaum respondió con una columna inteligente y generosa acerca de los sistemas artificiales de aprendizaje generativo. La respuesta por parte del Salieri de un especialista en cibernética, un intelectual que viene pensando sobre el impacto de las tecnologías digitales durante el capitalismo posindustrial hace décadas, es una de las intervenciones sobre esta cuestión en la agenda del debate político más informadas y (valga la redundancia) inteligentes; por eso le agradecemos su publicación en El Viento Común. Nos encantaría que el Salieri siga compartiendo sus columnas en la revista, por eso le pedimos a la compañera Asja Lãcis que continuara el diálogo y nos compartió esta “réplica de la réplica”, que en realidad busca ser una suerte de metálogo batesoniano, quizás. Sobre el final de esta edición, Mair Williams nos envió un ensayo que a su vez interviene sobre esta misma cuestión acerca de la política de la IA. 

Lejos de las concepciones ultramontanas y las apelaciones esotéricas, en el primer número de El Viento Común propusimos, un poco a las apuradas y no sin la búsqueda de un tono que pudiera provocar al interlocutor, una serie de ideas y preguntas a propósito de lo que hoy se ha extendido en llamar Inteligencia Artificial, como punto de partida para su historia política. Como bien afirma el Salieri de Weizenbaum, bajo el apelativo paradójico o contradictorio, un oxímoron involuntario, la inteligencia es una característica de la naturaleza humana. Sería mucho más claro si en vez de usar el oxímoron pudiéramos usar el término neutro: sistemas generativos de aprendizaje automático. El efecto que provoca pensar a la Inteligencia Artificial como un “loro estocástico”, un dispositivo que produce la ilusión repetitiva del lenguaje articulado no a partir de la inteligencia sino de la estadística, hace caer el mito de la ciencia ficción. No responde a la pregunta por la inteligencia artificial general, “¿puede una máquina adquirir conciencia, una mente y estados mentales?”, pregunta el Salieri. ¿Son susceptibles de realizar comportamientos éticos? Los sistemas generativos de aprendizaje automático no responden esas preguntas. Tampoco responden a la pregunta: ¿por qué hay algo en vez de nada?

La comoditización de los sistemas generativos de aprendizaje, a partir de la réplica del Salieri, parece un nuevo avatar del opio de los pueblos. Una nueva religión sustituta plausible de producir y reproducir concepciones ultramontanas y apelaciones esotéricas, siempre y cuando estos sistemas estén asociados a las lógicas del mercado y del poder. El hecho de que con este cambio producido como propone el Salieri durante el capitalismo posindustrial, donde lo digital ocupa el centro de las percepciones –y producciones– simbólicas, tenga lugar ahora asociado a la mismísima capacidad humana de pensar, hablar y escribir, exige una periodización: desde el punto de vista de la imaginación pertenece a la modernidad y está estrechamente vinculada al género de la ciencia ficción. En el reverso de la historia política del “loro estocástico” existen los dilemas de la modernidad, que conectan a Mary Shelly con Borges. La comoditización de los sistemas generativos de aprendizaje que emulan el lenguaje natural y el pensamiento fideliza el oxímoron del artificio que piensa. Si la comoditización se restringiera a la producción de imágenes visuales o la producción de planes para hacer la guerra, el efecto mítico sería completamente distinto: el sistema simbólico del lenguaje pareciera ser una novedad. La pregunta acerca de cómo puede impactar en los procesos de aprendizaje humanos de lectura y escritura. ¿Cómo podría impactar la producción de discurso artificial generativo “estocástico”, en la adquisición del lenguaje y de la escritura por parte de los humanos en las trayectorias escolares y formativas? ¿En el sistema científico técnico y la producción de papers?

Como propone el Salieri y nosotros retomamos, el “salto paradigmático” de los últimos cinco años, puede ser una nueva moda de los parripollos o la cerveza artesanal, sin embargo, las modas en cuanto a los dispositivos técnicos digitales, aunque viajan a gran velocidad y pasan, no por eso dejan de influir en la sociedad y la cultura desde un punto de vista político. La moda del dispositivo cohete a la luna pasó, no obstante persisten los deseos plutocráticos de poblar Marte. 

La pregunta acerca del “Fragmento sobre las máquinas” de Marx recuerda al concepto de fragmento schlegeliano: el fragmento elaborado de forma tal que contiene o se dispone como una puerta abierta a la totalidad del ser y de la existencia material; la producción humana vista como si fuera una paradoja de Borges.      

Buenos Aires, agosto de 2025

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