Para las nuevas canciones se necesitan acordes. Tony Carraspero pone el foco en un discurso reciente de Axel Kicillof en el Consejo Federal de Inversiones. Tanto su participación en ese encuentro en Paraná, como la presentación de la reedición de su libro Volver a Keynes en la Feria del Libro y en distintas entrevistas, muestran algo que hace tiempo el gobernador de la provincia no hacía en extenso: hablar de economía, de la economía posible el día que se de vuelta la taba. Carraspero ve en el Consejo Federal de Inversiones, el mejor escenario para hacer sonar esos acordes.
El Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la presentación del libro Volver a Keynes abrieron una ventana para Axel Kicillof, una por donde mira a la economía y al futuro. ¿Un capital acumulado, un suspenso planificado o error no forzado? Hacía tiempo que el doctor de economía, gobernador de la provincia de Buenos Aires, no hablaba in extenso de economía… tampoco de futuro.
El futuro, dice el historiador Reinhart Koselleck, constituye el presente, lo adjetiva, le pone anteojos. Dar señales del futuro crea mojones para un camino posible. Sin ellos el presente es pura desorientación.
El CFI es un organismo público de articulación entre todos los gobernadores provinciales con más de sesenta años de existencia. Los encuentros como el que se realizó a principios de mayo en Entre Ríos reúnen a todos los jefes provinciales con empresarios, académicos y representantes de organismos internacionales para pensar el desarrollo productivo federal. Lugar ideal para dar señales.
En su exposición, el gobernador de la provincia de Buenos Aires mostró dos cartas. Por un lado, propuso un análisis de la etapa económica a nivel internacional, con un giro contra el neoliberalismo y la vuelta de las aduanas nacionales que defienden la industria nacional, con Donald Trump a la cabeza. Y a la vez, mostró algunos acordes del futuro. Llamó a proteger el trabajo argentino, modernizarlo y hacerlo competitivo rompiendo con viejas antinomias: ni país primario ni industrial, ni todo mercado, ni todo Estado, ni todo exportación ni todo mercado interno; planificación conjunta y articulada entre lo público y lo privado, en perspectiva federal.
En Keynes hay un Kicillof más académico. En diversas entrevistas presenta dos dimensiones que salen de la conversación técnica. Un Keynes no sólo antagonista del pensamiento anarco capitalista, sino un Keynes hegemónico durante el periodo de mayor crecimiento económico del capitalismo a la salida de la crisis del treinta. Keynes no era un “zurdo comunista”, estaba en el centro del dispositivo capitalista. Y Keynes, sobre todo volver a él, es volver a pensar el mercado mundial, adaptar las políticas económicas al contexto, volver a planificar de forma integrada.
La coyuntura es asfixiante: un gobierno que avanza en la destrucción de derechos conquistados, y una oposición que parece ensimismada y disociada de las necesidades ciudadanas. Ser oposición no se constituye en la crítica solamente. Ser oposición es mostrar otro camino. Dar estas señales son mojones, pequeños indicios. Permiten conectar, tejer un horizonte, imaginar un futuro distinto.
Buenos Aires, mayo 2025